Comprar coche. Dos palabras que pueden emocionarte tanto como estresarte. Porque claro, no es como elegir entre pizza o hamburguesa. Aquí hablamos de una inversión que puede durarte años, darte alegrías, dolores de cabeza… ¡y muchas visitas al surtidor! Así que sí, pensar bien en el presupuesto para un coche es lo primero que tienes que hacer antes de dejarte seducir por el olor a tapicería nueva.
Y no, no se trata de mirar tu cuenta bancaria un lunes cualquiera y lanzarte a por el modelo más bonito del concesionario. Comprar un coche requiere cabeza y, sobre todo, sinceridad: ¿cuánto puedes gastar realmente sin acabar viviendo dentro del coche?
Da igual que apostemos por un coche usado o de kilómetro 0, lo realmente fundamental es hacer un ejercicio de sinceridad y contestar claramente a la pregunta: ¿Cuánto me puedo permitir gastar en un automóvil? Para algunos, será poco. Para otros, algo más. Y solo unos pocos pueden permitirse prácticamente cualquier vehículo. Pero incluso para estos, lo ideal es comprar aquel que se ajuste a todas nuestras necesidades.
Cómo calcular un presupuesto para un coche sin dramas ni sustos
Empecemos por lo básico: lo que puedes gastar NO es lo que tienes en la cuenta hoy. Piensa en tu economía mensual, tus gastos fijos (sí, también las suscripciones que olvidaste cancelar) y el dinero que puedes destinar sin que te falte para el café del lunes. Los expertos recomiendan que no gastes más del 15-20% de tus ingresos mensuales en un coche, incluyendo la financiación si la hay.
Pero el presupuesto para un coche no se acaba en el precio del coche. Hay más cosas en esta ecuación: seguro, mantenimiento, combustible, impuestos, revisiones… Si solo piensas en el coste de compra, podrías acabar con un coche precioso aparcado en tu garaje… porque no puedes pagar ni el seguro.
Otro tema que ya deslizamos antes: ¿nuevo o de segunda mano? Aquí tu presupuesto puede darte mucho juego. Con un coche usado puedes conseguir más por menos, pero también corres el riesgo de que venga con «sorpresitas». Si vas por esta vía, reserva parte del total para revisiones o arreglos. Mejor prevenir que andar en grúa.
¿Y qué hay de la financiación? Puede ayudarte a acceder a un coche mejor sin dejar tu cuenta tiritando, pero cuidado con los intereses. Puede ser un arma de doble filo. A veces, lo que parece barato a primera vista acaba costando más que un coche volador. Haz números, compara y lee la letra pequeña (sí, esa que da pereza).
En resumen: el presupuesto para un coche no es solo un número, es una estrategia. No hace falta que te compres el bólido más caro del mercado, pero tampoco te conformes con un cascajo que se cae a trozos. Busca el equilibrio entre lo que necesitas, lo que puedes pagar y lo que realmente te hace ilusión conducir. Por cierto, si al final terminas con un deportivo rojo brillante, aunque no lo necesitases… bueno, eso también lo entendemos.